A casi seis años del crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, los ocho jóvenes condenados continúan cumpliendo sus penas en la Alcaidía Nº 3 de Melchor Romero. Con el paso del tiempo, algunos detalles de su vida en prisión comenzaron a conocerse, y uno de los casos que más atención generó en las últimas semanas fue el de Máximo Thomsen, quien hoy tiene 25 años y es uno de los cinco condenados a prisión perpetua.

Según fuentes penitenciarias, Thomsen fue separado del resto de sus compañeros tras protagonizar un incidente el pasado 12 de octubre. Ese día, mantuvo una pelea con otro interno, lo que motivó a las autoridades a trasladarlo a un sector apartado para evitar nuevos conflictos y preservar la seguridad dentro del penal. Pese a la sanción, continúa participando en actividades intramuros, como talleres de alfabetización jurídica y derechos humanos.

Mientras tanto, la familia de Fernando Báez Sosa sigue a la espera de la confirmación definitiva de las condenas, y observa con atención la evolución de la situación de los rugbiers, quienes llegaron a prisión con edades que oscilaban entre los 18 y los 21 años y hoy atraviesan su adultez tras las rejas.

Cómo transitan su vida en prisión los rugbiers condenados

Ciro Pertossi: condenado a perpetua, está alojado en el mismo complejo penitenciario que Thomsen, aunque en un pabellón distinto. Integra las rutinas generales del penal, con recreación y visitas familiares.

Luciano Pertossi: también recibió prisión perpetua. Con 23 años, permanece aislado por decisión del Servicio Penitenciario Bonaerense, luego de versiones que indicaron un intento de autolesión, aunque su familia lo negó.

Enzo Comelli: otro de los condenados a perpetua, participa de actividades recreativas y deportivas dentro de Melchor Romero.

Matías Benicelli: forma parte del grupo de cinco sentenciados a cadena perpetua. Según trascendió, asiste regularmente a las clases y talleres que ofrece la alcaidía.

Blas Cinalli: uno de los tres condenados a 15 años como partícipe secundario, cumple su pena integrado a la dinámica general del penal, con participación en talleres y educación física.

Ayrton Viollaz: también condenado a 15 años, comparte la rutina educativa y recreativa en el establecimiento.

Lucas Pertossi: el mayor del grupo, con 26 años, recibió 15 años de prisión. Su padre contó recientemente que estudia abogacía desde la cárcel y participa en talleres de cocina y huerta, manteniéndose activo dentro del penal.